jueves, 11 de febrero de 2010

Últimas aventuras peruanas

Esta crónica es un plagio de un email que nos mandó Bea (Ponferrada) contando todas sus aventuras peruanas. Como nosotros coincidimos con ella en un poquitín de sus vacaciones hemos hecho como Jorge Bucay y a copiar se ha dicho!! Esperamos que no se moleste, porque la estamos citando...
Los últimos días en Perú estuvimos en la casa de acogida de niños de la calle en la que trabajaba Ruth y Javi. Allí conocimos a todos los chivolitos y a las compañeras de trabajo de Ruth y Javi y estuvimos en la emotiva despedida que los chicos les hicieron:

Ruth y Javi con todos los chivolitos en su despedida

Al día siguiente acompañamos a Javi al aeropuerto junto con 4 chivolos, ibamos 9 en el coche en total, y a la entrada del aeropuerto nos esperaba el único policía legal de todo Perú, que nos puso una multa y no aceptó ninguna coima (soborno o mordida mejicana) del taxista: " Te doy diez soles y zanjamos el asunto", a lo que el policía respondió: "Si quieres dámelos pero nos veremos también en la Fiscalía".

Por la tarde fuimos a ver unos humedales (los Pantanos de Villa) que sorprendentemente hay en el centro de Chorrillos. Allí estuvimos con la familia de Jhony-Kevin (al loro el nombre!) y nos dimos un arriesgadísimo paseo en barca; nos reímos un montón. Muy capullines nosotros, dejamos a todos los niños fuera y nos quedamos todos los mayores en la barca; eso si que es pensar en los demás!!

Los más gorditos de la fotos y los que medimos más de 1,20 cm fuimos los que montamos en barca...

Esa misma noche llegó Bea (amiga de ambientales) de España. Estuvimos cenando los 4 en la casa, porque los niños estaban con sus familias ese finde, salvo unos hermanos que vinieron a dormir en mitad de la noche… ¡Qué decir! No pudo tener mejor primer contacto con Perú, una buena acogida por buenos amigos… (Bea, 2010)

Cenando manjares españoles con Bea y Ruth

Madremía, ¡cuánto se echa de menos el jamón y el queso! A Ruth se le saltaban las lágrimas!

Al día fuimos a comer con Annie y Jaime a casa de Annie en Miraflores. Nos dimos uno de nuestros últimos festines en Perú, eso sí con comida peruana (unos tequeños buenísimos, ummmmmmm, para chuparse los dedos!) un superpiscosour casero que hacía soltar la lengua a cualquiera, comida Japonesa y helado casero made in Annie! Full lujo!! ¡Fue la mejor despedida que pudimos tener con Jaime y Annie después de haber compartido con ellos tantos días de nuestro viaje!

Despedida de Jaime y Annie

Por la tarde fuimos a Miraflores a hacer las últimas compras en las tiendas de artesanía y luego quedamos con Bea en Barranco, el distrito bohemio de moda de Lima para ir a ver a la abuela de Carletes (otro amigo de la carrera de ambientales) que vive allá. Nos despedimos de su abuela Dorotea y de su tía Blanca, y nos fuimos tan contentos y con la panza llena de allí (¡las abuelas peruanas son como las españolas!)

A la vuelta, cena en la casa donde dormíamos y, en 10 minutos Ruth y Bea habían hecho un medio planning de su viaje : Iquitos, Arequipa y cañón del Colca. Asi que finalmente ¡Ibamos todos juntos al aeropuerto! ¡qué mejor despedida que aquella!

Los descubridores de Trujillo

Hola chicos!!
Aunque ya estamos en Madrid, todavía teníamos una cosa pendiente que contaros! Después de las excursiones por la sierra bajamos hasta llegar a estar a 40 metros de altitud. La tensión nos bajó tanto que tuvimos que sentarnos en la bonita Plaza de Armas de Trujillo hasta recuperarnos:
Pedro y la Catedral de Trujillo

Luego, con las pilas ya cargadas nos dispusimos a ver la colonial ciudad. Trujillo es una ciudad grande (la tercera después de Lima y Arequipa) que está en la costa, y a unos 600 km al norte de Lima.

Allí nos avisaron de que había unas ruinas bonitas. Nosotros, expectantes por saber qué secretos escondía el desierto costero, nos disfrazamos de arqueólogos y esto fue lo que descubrimos:


Pedro nada más descubrir las fantásticas pinturas de La Huaca de la Luna que a pesar de la jarta de años que tienen se conservan mejor que Ana Belén.

Como la gorra de Pedro, que tiene más años que la Huaca de la Luna, y dado que estaba un poco malograda, decidió desprenderse de ella para siempre y qué mejor sitio para la despedida que la Huaca de la Luna:

Pedro homenajeando a su querida gorra, con la que ha vivido tanto...


Después seguimos investigando por el desierto y dimos con esta maravilla que Celia denominó como.... qué emoción .... Chantatachan!!! se llamarán las Ruinas de Chan Chan!!

Celia y su asombroso descubrimiento

Chan Chan es la ciudad de adobe más grande del mundo!

Muchos besos y no os separeis de la pantalla que todavía nos queda contar las peripecias que vivimos en Lima!


lunes, 8 de febrero de 2010

La llegada












Destino final: Madrid

Y por fin, llegada a Madrid.

Nuestros héroes vicuñeros llegan hoy día 8 de febrero sobre las 11:30 en el vuelo UX072 de Air Europa procedente de Caracas (Terminal 1 - Sala 01)

sábado, 6 de febrero de 2010

Los descubridores de Trujillo

Hola chicos!!
Aunque ya estamos en Madrid, todavía teníamos una cosa pendiente que contaros! Después de las excursiones por la sierra bajamos hasta llegar a estar a 40 metros de altitud. La tensión nos bajó tanto que tuvimos que sentarnos en la bonita Plaza de Armas de Trujillo hasta recuperarnos:
Pedro y la Catedral de Trujillo

Luego, con las pilas ya cargadas nos dispusimos a ver la colonial ciudad. Trujillo es una ciudad grande (la tercera después de Lima y Arequipa) que está en la costa, y a unos 600 km al norte de Lima.

Allí nos avisaron de que había unas ruinas bonitas. Nosotros, expectantes por saber qué secretos escondía el desierto costero, nos disfrazamos de arqueólogos y esto fue lo que descubrimos:


Pedro nada más descubrir las fantásticas pinturas de La Huaca de la Luna que a pesar de la jarta de años que tienen se conservan mejor que Ana Belén.

Como la gorra de Pedro, que tiene más años que la Huaca de la Luna, y dado que estaba un poco malograda, decidió desprenderse de ella para siempre y qué mejor sitio para la despedida que la Huaca de la Luna:

Pedro homenajeando a su querida gorra, con la que ha vivido tanto...


Después seguimos investigando por el desierto y dimos con esta maravilla que Celia denominó como.... qué emoción .... Chantatachan!!! se llamarán las Ruinas de Chan Chan!!

Celia y su asombroso descubrimiento

Chan Chan es la ciudad de adobe más grande del mundo!

Muchos besos y no os separeis de la pantalla que todavía nos queda contar las peripecias que vivimos en Lima!


miércoles, 3 de febrero de 2010

Al filo de lo imposible



¡Hola y bienvenidos todos a los últimos avatares del blog vicuñero! Os vamos a relatar el último episodio de Al Filo de lo Imposible. No es que lo hayamos visto en vídeo y os lo vayamos a contar, es que en un ir y venir nos grabaron para tve2 haciendo una osada excursión.
El recibimiento en Huaraz no fue el mejor que hemos tenido en Perú. Todo apuntaba a que un paro regional (huelga general por la construcción de un hospital) nos iba a tener varados durante 3 días en un gélido hostal. Pero no fue solo en un gélido hostal si no en tres, hasta que el tercero y con los mocos de Pedro colgando, llegamos, por fín, a un cálido hostal.

Mientras el equipo de Al filo de lo Imposible nos cortaba unas falanges del pie izquierdo, nos propuso una travesía llamada Santa Cruz, a través de la Cordillera Blanca, la más alta de Perú. Nosotros a pesar de que nos dolía mucho el pie, un poco cortos pero nada perezosos aceptamos con un claro movimiento de mentón.

La expedición fue como un chiste: estaba formada por dos franceses, dos ingleses, dos españoles, tres peruanos y un italiano; y un brasileño que abandonó a la primera de cambio (por no poder jugar al futbol mientras andaba y porque la altitud le causaba taquicardias).

El primer día la cosa fue fácil, la aclimatación la hicimos en el campo base situado a 3.700 msnm.
El desnivel no fue un duro reto y solo tuvimos que andar 4 horas. Además el paisaje era muy bonito y esto nos ayudaba a pensar en el segundo y más duro día en que la ascensión nos llevaría hasta el collado "Punta Unión" a los 4750 msnm.


Todavía contenta solamente a 3.500 m. de altitud

Todavía contento solamente a 3.700 m. de altitud, en el primer campamento
El segundo día fue minino. El equipo debía ascender desde los 3.700 m. hasta los 4.750 m. El camino no fue nada fácil, a la pendiente había que unirle los efectos de la altitud y el granizo que golpeaba nuestra débil epidermis.
Al filo de lo imposible
Pero como para el equipo internacional no había nada que se le resistiera, logramos hacer cumbre. Los que salimos en la siguiente foto fuimos los últimos en llegar, pero no por ello los menos importantes, y las cámaras de video no dejaban de enfocarnos. Nosotros contentos, sonreimos al Dios de la montaña o Gran Apu por habernos permitido llevar a cabo esta hazaña, frescos cual lechuga recien cogida.
Tocando el cielo

Al filo del precipicio
La bajada al campamento a los 4.200 m. fue cansada pero bonita por haber superado el gran reto.
Al día siguiente, y solo tres expedicionarios, salimos temprano hacia el punto final. El camino era largo, pero las vistas recompensaban todo nuestro esfuerzo.
A las 7 de la mañana comienza la caminata
La caminata discurría por dos valles separados por el duro collado que tuvimos que salvar el segundo día. Las montañas que coronaban los valles eran casi inalcanzables a la vista, algunas de ellas superaban los 6000 m. y muchas tenían nieves y glaciares. El fondo del valle, en cambio era plano y tenía praderas y lagos muy bonitos. Nos daban ganas de quedarnos allí a pastar toda la vida.
Bajando el bonito valle de Santa Cruz
La culminación de esta hazaña recompensó con creces todas nuestras expectativas acerca de esta Cordillera. La próxima vez volveremos para ascender un 6000.
Cuando echen por la tele este capítulo de "Al filo de lo Imposible" avisadnos, quizás entonces ya andemos hacia el Anapurna.
¡Besos!

viernes, 29 de enero de 2010

Desde Huaraz se pueden tocar las nubes

Después de haber recargado las pilas con Ruth, Javi y Jaime en nuestro paso por Lima, nos proponemos a afrontar la última parte de este largo y apasionante viaje.
¡Nos da mucha pena dejar este lindo país pero tenemos la alegría de veros a todos vosotros en España!
Y con este no parar el cansancio del turista va haciendo mella en nuestros cuerpos: que si de la selva a la sierra (del calor sofocante de los treinta y muchos grados al frescor de los 3100 metros de altura en Huaraz), que si los viajes más cortitos que hacemos son de 9 horas, ayyyyyy, jeeeeeeesús!!
Bueno, después de este tostón que os estamos metiendo empezamos el relato.
Ahora estamos en Huaraz, ciudad serrana que hay al norte de Perú (no al norte norte pero sí bastante al Norte, en este país tan grande estamos perdiendo el norte!). Estamos a 3100 metros de altitud y aquí está el Parque Nacional del Huascarán. Alrededor de Huaraz está la Cordillera Blanca, o como dijo el otro día un guía la "suiza peruana". Las montañas que rodean Huaraz son preciosas, pero para recorrerlas más intensamente nos han recomendado hacer una excursión de 3 ó 4 días. Ya hemos buscado una excursión a Santa Cruz, asi que el sábado comienza otro duro periplo (en realidad nos han dicho que no es tan duro, pero hasta que no nos veamos en faena no nos lo creemos, llegaremos a los 4800 m. de altura!!).

De camino a las ruinas, en la Laguna de Querococha


Ayer fuimos a ver unas ruinas recontra-importantes: Chavín de Huantar; que son de la cultura Chavín, una de las culturas más importantes (junto con la cultura Wari y la cultura Inca) que hubo en Perú desde el 1600 a.C hasta el 200 d.C. Las ruinas nos gustaron, pero no sabemos si ya es porque hemos visto muchas más (sobre todo en Cuzco), porque la historia tampoco es lo nuestro, o porque se tardaban 4 horas para ir y 4 para volver y lo hicimos todo en un día, que la excursión tampoco nos apasionó.

Celia delante del templo mayor de Chavín de Huantar

Pedrito en la galería de los laberintos, a punto de perderse

Hoy nos lo hemos tomado de descanso, nos hemos dedicado a pasear por Huaraz, a sonarnos los mocos (el frío de las alturas no perdona), a contratar la excursión y a dar por el centro más vueltas que Willy Fogg con abono de transportes para llegar tarde a la oficina de turismo (qué desastre, y eso que teníamos todo el día!). La excursión durará 3 días y empezamos el sábado. El lunes cuando lleguemos nos vamos derechitos a Trujillo, asi que no tendreis noticias nuestras en unos cuantos días (os damos descanso!).
¡Besos caraquesos!

domingo, 24 de enero de 2010

2ª parte: Iquitos

Bueno chicos, todavía nos faltaba por contaros la última parte de nuestros días en Iquitos.

Al día siguiente de regresar de la Reserva fuimos a Quistococha, que es un zoológico en donde los animales no están en muy buenas condiciones, pero donde pudimos ver de cerca todos los animales que ya conocíamos de lejos de la Reserva. Allí también hay una laguna donde se puede bañar la gente y Pedro se dio un buen chapuzón!

Guacamayos parlanchines amarillos y azules

Guacamayos azules y amarillos y guacamayo morado

Luego fuimos a buscar a Mónica a su trabajo. Nos enseñó los libros de palmeras que está haciendo y que están muy bien y también nos presentó a su jefe.
Después nos llevó a ver el bonito atardecer y al bar donde se rodó el videoclip de Bareto "Ya se ha muerto mi abuelo, ay ay ay" (para más información os remitimos a nuestro regalo de reyes).


Pedro y Mónica en el atardecer de Iquitos Guacamayos posando

Al día siguiente fuimos a dar un paseo por la Reserva Alpahuayo Mishana. Nos gustó mucho, en parte porque no había tantos zancudos como en la de Pacaya Samiria y también porque la vegetación era distinta, en este caso Barillal; aunque no era tan espectacular como Pacaya Samiria.

Pedro con un hormiguero como el que le trajo su madre hace 4 años de Perú!!

La exuberante vegetación de Alpahuayo Mishana


Al día siguiente fuimos con Pablo, Elea y Raúl a ver el barrio de Belén y su mercado. Es un barrio que en la estación de lluvias se inunda y las casas quedan flotando. Es muy pobre y las casas son muy humildes. Nosotros no tuvimos mucha suerte porque aunque estamos en estación de lluvias el agua estaba baja y no pudimos ver las casas flotando ni navegar por la Venecia peruana!
Mercado de Belén
Pedro y Celia con Victoria Regia (que no es la novia de Beckam, si no un nenúfar gigante!)

Puerto de Belén

Luego ya hemos regresado a Lima donde estuvimos con Ruth, Javi y también con Jaime; y ahora estamos en Huaraz (capital de la Cordillera Blanca), que os contaremos en la próxima entrega bloggera!!

Muchos besos!

sábado, 23 de enero de 2010

Una de las 7 maravillas del mundo: La Reserva Pacaya Samiria

Bueno vacamuchachos, caciques y mamaviejas! Todas las noticias que traemos desde la Amazonía peruana!!

En nuestro último periplo hemos estado 5 días de expedición selvática en la Reserva Nacional de Pacaya Samiria. Venimos encantados, ni siquiera los picotazos del zancudo (mosquito) nos han quitado las ganas de vivir y descubrir los secretos de la selva!

Repelente en mano, partimos hacia la expedición montados en un peque peque, que es una lancha de madera por la que nos movilizamos en el río Yanayacu cual delfín rosado. ¿Cómo? ¿qué no sabíais que existen delfines rosas y qué además los delfines nadan también en los ríos? nosotros tampoco hasta que llegamos aquí! Pero en este viaje hemos aprendido casi tanto como el repelente ya mencionado.
¡Esto es vida!

Guiados por el Gran Melardo, gran conocedor de todos los rincones de la selva, y el mejor guía de Pacaya Samiria, hemos recorrido con todo lujo (el viaje era para nosotros solos: Mónica (la amiga de ambientales de Pedro que está viviendo en Iquitos), Pedro y Celia!!) la cuenca del río Yanayacu, afluente del Marañón, y éste afluente del Amazonas (en resumen, ibamos por un reafluente).

Melardo nos enseñó a distinguir el mono aullador del mono pichico, a diferenciar una garza de un tucán (!), las diferencias entre el ficus andador y el ficus estrangulador (en la selva hay nada menos que 120 ficus distintos), y el vuelo del cacique del de Victor Díaz, que aunque os penseis que es vuestro vecino de abajo es un bonito pajarillo. (Para aclarar el saludo inicial, que no ha querido ser despectivo en ningún momento, los vacamuchachos y mamaviejas también son bonitas aves que surcan por estos lares).

Bien ataviados con el Coronel Tapioca como patrocinador nos disponemos para la gran aventura

También hemos aprendido los sonidos de la selva: a bufar como un delfín, a gritar como un mono, el gutural sonido del caimán; y sobretodo, también hemos aprendido a mantener el silencio para intentar ver todos estos animales.

Hemos hecho muchas cosas, el primer día viajamos desde Iquitos hasta la Reserva, desde el peque peque pudimos ver la vegetación que hay en las orillas y muchísimas aves: guacamayos, garza gris, tucanes, mamaviejas, caciques, Victor Díaz, martines pescadores, oropéndolas, gavilanes, aguiluchos...

Al día siguiente, seguimos subiendo por el río y vimos un montón de monos en los gigantescos árboles de las orillas: pichicos, frailes, huapos, monos aulladores, coto mono... Entre las aguas del Yanayacu ibamos entre delfines grisáceos y rosados, toda una experiencia digna de ser vivida por el mismísimo Felix Rodríguez de la Fuente... Nosotros nos quedábamos alucinados cuando les veíamos aparecer, era fascinante.
¡oooooooo, qué romántico!

También tuvimos nuestro primer contacto con la selva en un pequeño paseo en el que fuimos presa de los miles de mosquitos que nos iban persiguiendo. Allí fue cuando empezamos a dudar sí ibamos a salir sanos y salvos de esta aventura. El calor nos hacía sudar como luchadores de sumo y fue cuando nos dimos cuenta de que la vida en la selva no es nada fácil.

El verdor de la selva no dejó de sorprendernos...

... y el tamaño de los árboles tampoco!

Cuando ya estaba anocheciendo, el Yanayacu nos esperaba esta vez con tintes misteriosos. Por la noche Merardo nos tenía preparada otra gran sorpresa, la llamamos: La aventura del Caimán.

El anochecer del río Yanayacu

Ibamos en la búsqueda del caimán. Muy en silencio y cambiando el repelente por la linterna nos fuimos metiendo por todos los recovecos del bosque inundable buscando los ojos del caimán: dos lucecitas anaranjadas le deletarían en la noche haciendo que su camuflaje natural fuese un vano disfraz.

Merardo consiguió que vieramos varios caimanes, y de postre, en un movimiento invisible le vimos que había capturado uno!!! Cuando lo vimos nos tranquilizamos porque solo era una cría de menos de un año. Mirar que contento estaba Pedro con su amigo:

Pedro contento con el lagarto Juancho

Al día siguiente bajamos por el río con el motor apagado para escuchar a todos los animales de la selva. Al llegar al refugio de Yarina comenzamos otra pequeña excursión, esta vez Merardo nos mostró cómo se suben las personas a unas palmeras llamadas "aguajes" a recoger todos los frutos. Una vez más, el intrépido Pedrito, haciendo gala de sus dotes escaladoras y con gran empeño trepó por la palmera para experimentar la sensación del aguajero.

Al atardecer, otra nueva aventura nos esperaba. Esta vez fuimos a ver el mágico bosque inundable en canoa. Nunca habíamos visto algo similar, cantidad de árboles se encontraban en medio del misterioso río, hemos hecho fotos pero son incapaces de captar la grandiosidad y la magia que vivimos en aquel momento.

Esta foto no es del bosque inundable, pero como es tan bonita la ponemos

Al día siguiente empezamos nuestras proezas con un largo paseo por la selva. Ahí conocimos las cosas buenas y no tan buenas que esconde la jungla. Vimos insectos del tamaño de nuestra cabeza, árboles del tamaño de rascacielos de Manhattan, hormigas (isula) más grandes que nuestras narices, incluso más grandes que las de Mortaledo y Rosendo juntas; y en medio de todo esto, estábamos los tres gringos despistados con el gran Tarzán Merardo. También fuimos víctimas del ataque de alguna que otra avispa, de miles de zancudos y del calor intenso y sofocante que nos hacía sudar a chorrazos desde la cabeza hasta la punta del dedo gordo del pie derecho.

Aún así disfrutamos cantidubi; si no mirad como nos lo pasábamos colgando de la liana en un columpio gigante

Y también nos lo pasamos como chivolitos haciendo de Indiana Jones colgando de las lianas


Impresionante monumento de la Selva

De vuelta del duro paseo, Merardo nos dejó volver al bosque inundable; como dirían acá, eramos sus engreidos (niños mimados) y todo lo que le pedíamos se hacía realidad. Allí la sorpresa que nos tenía preparada era un pájaro carpintero que estaba picoteando el tronco de un árbol, y lo vimos más cerca que al pájaro loco en la televisión porque con la canoa ibamos más sigilosos que Charlot en el Gran Dictador!

Luego y animados por Mónica (osada donde las haya) nos dimos un reconfortante baño en el Yanayacu.

Por la tarde hicimos una visita a la comunidad de Yarina, la más cercana a nuestra casa selvática. Allí compramos alguna artesanía y Pedro aprovechó para jugar un partidillo de futbol con los yarineses ¡cómo echa de menos al Atlético Camarón!

En la comunidad de Yarina con Merardo y Mónica

Y aquí ya nos despedimos de todos vosotros, esperando que también vosotros hayais disfrutado de esta aventurilla!