Ruth y Javi con todos los chivolitos en su despedida
Al día siguiente acompañamos a Javi al aeropuerto junto con 4 chivolos, ibamos 9 en el coche en total, y a la entrada del aeropuerto nos esperaba el único policía legal de todo Perú, que nos puso una multa y no aceptó ninguna coima (soborno o mordida mejicana) del taxista: " Te doy diez soles y zanjamos el asunto", a lo que el policía respondió: "Si quieres dámelos pero nos veremos también en la Fiscalía".
Por la tarde fuimos a ver unos humedales (los Pantanos de Villa) que sorprendentemente hay en el centro de Chorrillos. Allí estuvimos con la familia de Jhony-Kevin (al loro el nombre!) y nos dimos un arriesgadísimo paseo en barca; nos reímos un montón. Muy capullines nosotros, dejamos a todos los niños fuera y nos quedamos todos los mayores en la barca; eso si que es pensar en los demás!!
Los más gorditos de la fotos y los que medimos más de 1,20 cm fuimos los que montamos en barca...
Esa misma noche llegó Bea (amiga de ambientales) de España. Estuvimos cenando los 4 en la casa, porque los niños estaban con sus familias ese finde, salvo unos hermanos que vinieron a dormir en mitad de la noche… ¡Qué decir! No pudo tener mejor primer contacto con Perú, una buena acogida por buenos amigos… (Bea, 2010)
Cenando manjares españoles con Bea y Ruth
Madremía, ¡cuánto se echa de menos el jamón y el queso! A Ruth se le saltaban las lágrimas!
Al día fuimos a comer con Annie y Jaime a casa de Annie en Miraflores. Nos dimos uno de nuestros últimos festines en Perú, eso sí con comida peruana (unos tequeños buenísimos, ummmmmmm, para chuparse los dedos!) un superpiscosour casero que hacía soltar la lengua a cualquiera, comida Japonesa y helado casero made in Annie! Full lujo!! ¡Fue la mejor despedida que pudimos tener con Jaime y Annie después de haber compartido con ellos tantos días de nuestro viaje!
Despedida de Jaime y Annie
Por la tarde fuimos a Miraflores a hacer las últimas compras en las tiendas de artesanía y luego quedamos con Bea en Barranco, el distrito bohemio de moda de Lima para ir a ver a la abuela de Carletes (otro amigo de la carrera de ambientales) que vive allá. Nos despedimos de su abuela Dorotea y de su tía Blanca, y nos fuimos tan contentos y con la panza llena de allí (¡las abuelas peruanas son como las españolas!)
A la vuelta, cena en la casa donde dormíamos y, en 10 minutos Ruth y Bea habían hecho un medio planning de su viaje : Iquitos, Arequipa y cañón del Colca. Asi que finalmente ¡Ibamos todos juntos al aeropuerto! ¡qué mejor despedida que aquella!